Portentoso, humilde..... Adjetivos como este definen a la venerada imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, el Señor de Sevilla.
Cuando el
reloj marcaba las 11 horas del domingo 6 de noviembre de 2016, comenzaba a
asomar con su clásica puntualidad la cruz de guía pasionista de la corporación,
tras ella, una larga hilera de cirios tiniebla conformaba los numerosos tramos
que acompañaba a la sagrada imagen en su recorrido de vuelta.
Media hora más tarde cuando el cortejo ya estaba en
la calle, el Señor, asomaba por la puerta de la Santa Iglesia Catedral, se
produce un momento histórico, el Señor de Sevilla sale por primera bajo la luz
del día en su paso.
De esa forma el señor avanza en silencio bajo los
rayos del sol, el numeroso público congregado, se estima que más de 200.000
personas, arropaban al señor. A su llegada al ayuntamiento, el silencio se
rompe, suena Ione y el Señor revira hacia el pueblo en la puerta del
ayuntamiento donde lo espera la corporación municipal y la Banda municipal.
Tras ello, el Señor de Sevilla a los sones de
Sevilla Cofradiera continua su camino hacia su basílica con su clásico andar
largo y reposado; las hermandades salen a las puertas de sus templos a recibir
la visita del Señor, es el caso de la hermandad de la Amargura que a los sones
de la marcha que le dedicara Font de Anta interpretada por el órgano de San
Juan de la Palma, recibe al señor en su sede. Más tarde, a su paso por la
popular calle Feria, el Señor alcanza la capilla de la hermandad de Montesión
donde su junta de gobierno lo recibe pero no solo ellos, la banda De la Cruz
Roja de Sevilla comienza a interpretar La Madruga para deleite de los
presentes, el Señor revira hacia la capilla donde la Virgen del Rosario, bajo
palio en sus andas de traslado lo espera. Poco a poco el Señor revira de nuevo
hacia la calle Feria buscando su plaza a los sones de Nuestro Padre Jesús,
marcha clásica dedicada al nazareno de Jaén, el Abuelo.
A las 16h, puntual, la cruz de guía hacia su
entrada para poco más tarde hacer su entrada en la plaza el paso de Jesús del
Gran Poder, llena de cofrades y devotos que no querían perderse la entrada del
Señor de Sevilla.
Con la sencillez que lo caracteriza el Señor entra
en el más absoluto silencio. Las puertas de la Basílica se cierran y la
multitud rompe en aplausos.
Se acaba de cerrar una nueva página en la historia
de Sevilla, el Señor ha devuelto la visita a sus devotos que cada viernes le
rinden pleitesía en San Lorenzo.
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