Y
de nuevo un Viernes Santo, en el entierro del Hijo, la Madre se siente sola. El
Hijo, Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue
menospreciado, y no lo estimamos. (Isaias 53:3)
"Señor, delante de ti están todos mis deseos, y mi suspiro no te es oculto"
"No temas, porque yo estoy contigo; No desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; Siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi Justicia"
Isaias 41:10
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