Agosto, Mes de la Transfiguración de Jesús.
Jesús
toma la decisión de mostrar a Pedro, Santiago y Juan una anticipación de su
Gloria, la que tendrá después de su Resurrección, para confirmarlos en la fe y
alentarlos a seguirlo por la senda de la prueba, por el camino de la Cruz.
Jesús se revela como el icono perfecto del Padre, la irradiación de su Gloria.
Es el cumplimiento de la revelación: por eso junto a Él transfigurado aparecen Moisés
y Elías, que representan la Ley y los Profetas, para significar que todo
termina y comienza en Jesús, en su Pasión y en su Gloria. La consigna para los discípulos
y para nosotros es esta: “¡Escuchadlo!”. Escuchad a Jesús, Él es el Salvador:
seguidlo. Escuchar a Cristo, en efecto, lleva a asumir la lógica de su misterio
pascual, ponerse en camino con ÉL para hacer de la propia vida un don de amor
para los demás, en dócil obediencia a la voluntad de Dios, con una actitud de
desapego de las cosas mundanas y de libertad interior.
Los culpables de estas fotografías.
Pepe Cubo Barrilero - Cristóbal Río Bermudo